Sólo digamos YOLO {Annie no Cresta}

No solía tener muchas visitas por aquí, mi abuelo no me dejaba hacer muchas amistades y yo no quería hacerlas por miedo a lo que él pudiera llegar a hacer, pero ahora que mi abuelo iba a salir con Seneca y Plutarch a no se que lado me había dejado la mansión para mí sola, o bueno, no exactamente, me había dejado al cuidado de unos cuantos avox y ayudantes a los cuales amaban, pero no dirían nada sobre lo que tenía planeado esta noche. 

Annie era una gran chica, la había conocido años atrás en sus juegos y luego hace poco la había visto en la fiesta de Magnus, no se si para ella yo era una amiga pero ella para mí ya lo era, o lo más cercano a una amiga que he tenido en mi vida. 

No hizo falta arreglar la mansión ya que siempre estaba limpia, mi abuelo era fan de el orden y la limpieza así que no era algo que faltara aquí, sobre todo cuando era muy blanca y cualquier mugre se notaba a primera vista.

Ayudé a los avox a hacer la cena, unas galletas y muchas cosas, en realidad era demasiada comida para solo 2 chicas, así que les hice saber que si querían algo lo tomaran sin temer.

Cuando sonó el timbre corrí hasta la puerta pero un avox se me había adelantado a abrir y vi a Annie con una maleta sencilla. 

-¡Hola!- dije saludándola con un breve abrazo.

-Es bastante amplia- dije entre risas y vi como un avox la ayudaba con las maletas llevándolas a mi habitación, era la rutina con las pocas visitas que solía tener.

-¿Y que quieres hacer Annie?¿Quieres ver la casa?¿Cenar?¿Ver televisión?¿Escuchar música?¿Pintar tu cabello?- pregunté riendo porque sinceramente no tenía planeado nada, todo había sido impactante, sobre todo el hecho de que aceptara el venir.

Parecía estudiar todas mis opciones así que le di tiempo, se podían hacer muchas cosas en esta mansión, de hecho amaba mi hogar, si tan solo no estuviera tan sola todo el día o mínimo con personas que hablaran me la pasaría muy bien, no quiero juzgar a los avox, porque ellos no habían nacido así, ellos eran así por mi abuelo y yo quería tratarlos bien para enmendar pero a veces necesitaba a alguien para hablar, a veces solo deseaba a mi abuelo lejos y a Daryl conmigo, pero vivir juntos no podía ser buena idea. Alejé mis pensamientos lo más rápido que pude y me volteé a verla.

-¡Suena increíble!- dije entre risas mientras tomaba su mano y la llevaba corriendo por un largo pasillo, que era el pasillo principal de la mansión y fuimos hasta las últimas habitaciones. A veces me costaba entender como me había aprendido cada una de las habitaciones si lucían iguales.

Abrí la puerta y encendí la luz dejando a la vista un salón de belleza, donde mis avox me arreglaban en ocasiones especiales. Tenía de todo aquí, enserio, absolutamente todo de belleza.

Fui hasta los colores y reí -¿De cual quieres tu Annie? ¡Yo me pido el verde!- dije entre risas.

Tomé el color rosa entre mis manos con una sonrisa y se lo lancé a las manos sabiendo que podría atraparlo y luego tomé el verde, no es que fuera mi favorito ese color pero nunca lo había pintado así y era muy común en el capitolio, por una vez tendría que encajar con las personas a las que veía a diario, yo era la única del capitolio que no vestía raro ... bueno, quizá vestía raro una que otra vez, pero jamás me pintaba el cabello de colores locos como estos.

-Aquí- dije señalando 2 asientos y luego le mostré recipientes para poner la pintura y una brocha. -¡Empecemos!- reí.

La escuché y me puse a pensar un poco. Ok, las personas del capitolio, en especial mis Avox y Magnus me ayudaban con mi apariencia y eso contaba el pintar el cabello, pero había visto como lo hacían, no podía ser tan difícil ¿O sí?.

-Bueno yo.. he visto como lo pintan, no puede ser tan difícil, además de quita con agua, por si algo sale mal - reí por lo bajo y luego la miré intentando sonar confiada -Pero si quieres puedo llamar a un Avox, si te hace sentir más segura- ofrecí encantada.

Tenía razón en ese detalle, el tinte se quitaba con agua, aparte que toda esta idea era para divertirnos, así que aunque mi cabello quedara azul eléctrico o naranja zanahoria, mañana se quitaría. Reí y presioné el gorrito negro entre mis manos.

-Nah, sólo decía porque es raro sentirme conejito de laboratorio- Respondí sonriendo Me agarré el cabello en una especie de cola de caballo y lo eché para atrás- Puedes comenzar, Rose.

 Reí con lo que dijo. En realidad podíamos terminar como conejitos colorados de laboratorio, pero no importaba, si me iba a divertir y este era el precio no me importaría. Imité sus movimientos y amarré mi cabello, salvo que yo en 2 colitas, mi cabello era demasiado largo y debía cuidarlo o me sometería a una sesión completa con Bane y mis Avox.

-¡Espera! ¿Debo pintar tu cabello? - Pregunté aterrada. ¿Qué tal si no le gustaba como lo hacía? ¡Sería lo peor que haría!. 

Solté una carcajada ante el tono de preocupación que usó mi amiga con su pregunta, e incluso vi la expresión de una avox que nos estaba vigilando que estaba conteniéndose una risa.

-¿Qué esperabas que nuestra amiga de por allá lo hiciera?- Pregunté entre risas señalando a la avox- Tu pintas el mio y yo el tuyo, a ver como quedamos.

Me levanté en lo que Rose procesaba que nuestros cabellos terminarían hecho un asco y prendí la radio. La canción no era nada perfecta para el momento, pero me dio risa y comencé a bailar ridículamente en lo que me acercaba al asiento nuevamente, tal como en el vídeo musical de esa canción que recordaba haber visto hace poco. Me desamarré el cabello, me senté y comencé a ser el conejito de laboratorio de Rose.